viernes, 20 de diciembre de 2019

Centenario sufragio femenino en EE.UU.



El movimiento feminista a favor del sufragio femenino, conocido como “movimiento sufragista”, nació formalmente en 1848 con el Manifiesto de Seneca Falls, la primera convención por los derechos de la mujer organizada en Estados Unidos.
Durante un siglo, el movimiento sufragista se organizó y se fue expandiendo por todo el mundo, consiguiendo que diferentes países aprobaran por ley el derecho de las mujeres a votar.

Las sufragistas y las ‘suffragettes’

El objetivo de las sufragistas y las suffragettes era el mismo: conseguir el derecho a voto de la mujer. Sin embargo, estos dos movimientos se diferenciaban por los métodos que utilizaban para conseguirlo.
Las sufragistas apostaban por métodos legales, charlas y conferencias para convencer a la población, mientras que las sufragettes preferían utilizar acciones más radicales como manifestaciones, protestas, escraches e incluso huelgas de hambre.
Estos grupos empezaron a surgir en los países anglosajones, donde la Revolución Industrial creció con más fuerza y las fábricas empezaron a contratar a mujeres para mantener la producción.
Las reivindicaciones por las condicionales laborales se convirtieron en un movimiento político y las mujeres pedían reformas a nivel económico, político y social.
El movimiento sufragista arraigó con más fuerza en las mujeres de clase media que tenía un cierto nivel de educación. En las fábricas que había en las ciudades y centros urbanos, las mujeres obreras canalizaron sus esfuerzos a través de la lucha de clases.
En el Reino Unido, el movimiento de las sufragettes fue muy importante en la vida política y social de principios del siglo XX. De las primeras luchas surgieron grandes figuras feministas como Emily DavisonEmmeline Pankhurst Millicent Fawcett.
La primera vez que se aprobó el sufragio femenino fue antes de que las sufragistas empezaran con su causa… aunque fuera por error.
En 1776, el estado de Nueva Jersey aprobó una ley que autorizaba a votar a todas las “personas” en lugar de “hombres”. Eso permitía votar a las mujeres también, aunque la ley se abolió tres décadas después.